Antiguamente llamado el “Palacio azul”, está joya de la arquitectura barroca, ex casa de los Condes de Orizaba e icono del centro histórico de la CDMX, esconde mucho más de lo que imaginas a plena vista.

“La casa de los azulejos” recibe su nombre gracias a los bellos cuadros de talavera poblana azul que la decoran, cuyo aspecto tan único incluso ha sido plasmado en la obra “La entrada del ejército Trigarante a México”. A finales del siglo XIX fue el hogar del Jockey Club al que asistía la élite porfiriana, y fue hasta 1919 cuando se transformó en almacén de los hermanos Sanborns. Desde entonces se ha convertido en parte de la identidad de la famosa marca.

Pero el exterior no es lo único que deslumbra, al interior resguarda varías obras entre las que destaca el mural titulado “Omnisciencia” del pintor José Clemente Orozco. 

Ya sea para tomarte una foto en su exterior o disfrutar de un chocolate caliente junto a su fuente, no dejes de visitar este emblemático lugar.

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