Como salidos de un sueño, estos hermosos personajes tallados en madera, principalmente en copal, representan imaginativas fusiones de distintos animales, dando por resultado una quimera rebosante de color. En Arrazola, se convirtieron en mucho más que sólo una artesanía, aquí se originó la tradición de crearlos en madera y se les dió una impronta zapoteca, lo que aumentó el valor cultural y artístico de las piezas.
No te pierdas el museo dedicado a Manuel Jiménez, quien fuera el creador de los primeros Alebrijes en esta ciudad llena de color.