Es jueves por la tarde, ya acabamos la tarea y hay algunos minutos antes del siguiente momento de la crianza. De pronto decides planear con tus chavitos el fin de semana…
Se escribe fácil, ¿verdad? Pero sabemos que puede ser todo un trabuco: ir al museo del niño, al parque con la bici y el perro, a la hamburguesa o el helado, la peli por las tardes, o una virtuosa combinación de todo.
Administrar el tiempo libre para el entretenimiento familiar se ha vuelto un reto y hasta una carga. Acá vale preguntarnos si realmente vale la pena forzar siempre la salida y gastar de más, o comenzar a armar un eficiente arsenal de juguetes y actividades del que todos puedan sacar provecho y que nos deje combinar mejor diversión fuera o dentro de casa.
Privilegiar el tiempo efectivo de juego sobre las filas para pedir y pagar es una buena idea, sobretodo cuando vemos los beneficios que jugar en familia puede ofrecerle a todos a sus miembros, no sólo a los más pequeños.
Convivir a través del juego fomenta la autoestima, el desarrollo de habilidades sociales y emocionales y fortalece el vínculo entre los jugadores. Conoce más
Para disfrutar al máximo de este tiempo tan especial te dejamos 3 consejos que a nosotros nos han servido de maravilla.
Los mandones son ellos: Si bien la elección del qué hacer debe ser atractiva para el mayor número de miembros, deja que los pequeños elijan. Si no toda la actividad ¿qué tal “la regla” especial del día? ¿Y si toman turnos?
Todos invitados al juego: Mamá y papá, los hermanos, los tíos favoritos y por supuesto, ¡los abuelos! Juegos tradicionales son una gran oportunidad para la convivencia intergeneracional.
No esperes al fin de semana: Procura integrar el juego a tu rutina diaria. Toda actividad puede hacerse de forma lúdica, incluidos los quehaceres en casa.
Jugando en familia estarás creando vínculos eternos y construyendo una memoria familiar, tradiciones y algunos de sus recuerdos más felices. ¡Ahora si 3, 2, 1 a jugar!